Rapto de Helena

Hola!! Dios, ya ni me acordaba de esto, lo encontré revisando mis documentos del ordenador jajaja como el propio título indica, trata sobre la guerra de troya y el rapto de Helena. Está inacabado (porque me falta seguir continuando lo sucedido después de la guerra) pero bueno, lo pongo igual (es una especie de poema, por cierto)

Acte I

El mito asustó al rey tronado tras destronar,
Y unidos en matrimonio se celebró bajo el mandato,
La boda de la bella ninfa con Peleo por un hijo.
Pero la salvaje mirada cayó en la manzana reluciente,
Y la Kallisti buscaba su sitio entre lo sensato,
De luchas buscaban su nombre grabado.
Y llegó París para decidir de quien era la manzana.
-Yo te doy sabiduría, la fuerza de un ejército –
-Yo te doy más poder y el lejano Oriente -
-¿Y quien desea todo eso más que la mujer,
Más bella que podrías tener aquí, presente? –
¿Y quién no desea por encima de la guerra el querer
De la muchacha que llevaría tragedia sin desear?
-Muchacho, dame la manzana que yo soy de palabra -
Bajo el cielo los dones de Afrodita enamoraron,
A todos menos al pobre París que esperaba y ansiaba,
La llegada de la bella dama que le entregaría su corazón.

Acte II

Tras el génesis errante de una ilusión enmascarada,
Se encontraba la noche junto a una bella dama,
De nombre Helena a su historia embellecer,
Que no hay leyenda en toda la Hélade,
Que de la mañana a la noche tienda a perecer.
Se acercaba en un velero la traición del desafío,
Y no vio la noche, mas que la princesa destilada,
En descontrol se apagaron las evanescentes estrellas,
Junto al asedio y el principio de la oda velada.
-¡Sois mía la belleza que a la par me habla!
¡Amadme, que soy vuestro caballero, soy el gran rey de Troya!-
-¿Y qué más da hombre de vano? Que en mi palacio
Se encuentra la promesa de un imperio entero-
Y tras el origen perdido de un ansia disfrazada,
La bella fue causa de su propio rapto,
A la enorme y próspera ciudad de Troya.

Acte III

-¡No dejaremos que un bárbaro asalte a nuestra gente!
Pues ultrajar de esta manera un trono es condenar
Un futuro de un pueblo entero a muerte...-
Júbilo no escaseaba en palacio de Esparta,
Pues un sangre impura se la había llevado,
Pero la seguía la promesa encadenada,
Entre ira y desafío, entremezclado.
Bajo el Olimpo no había fuerza en el mar,
Que aterrorizara a los griegos, que ni Aquiles,
Pudo temer a la fuerza de aquellos los dioses,
Que ya predestinaban la muerte a su suerte.
Y no es más que oleaje, al que poder exclamar:
-¿Quién le teme? ¡Que Atenea nos proteja si es el mar
El que se tragó a las criaturas del inframundo,
Y no al pecador que se llevó la fuerza de Grecia -
Y al no ser el mar sordo, Hades subió a Tierra,
Y se llevó a los marineros a la costa opuesta.

Acte IV

-¿Es un pueblo lo que ven ahora mis ojos?-
-¡Esta no es la fortaleza de la ciudad de Troya!-
Y Aquiles bajó dejando su huella en la arena,
Tras el lento ondular al fondo de su bandera.
Que no hay monstruo al que él tema.
-Neptuno se ha enojado y Hades ha venido,
Hoy los dioses nos han castigado desde el Olimpo -
Jurar bajó la ciudad de Misia, donde empezó la batalla,
Sin cura fue su flecha, la de Aquiles, donde Télefo
Perjuró el daño - Él mismo deberá curarte... -
Sabio el oráculo, que Aquiles era un semidios,
Poca fuerza para curar sin herir como un canalla,
Y Zeus perjuró el bien y el mal, a los dos...
Que así, bajó el mandato de sus instrucciones,
Navegaron llenos de ansia a la ciudad de Troya,
Donde los esperaba Paris y Helena, entre canciones
De guerra.

Acte V

Sobre siete barcos llegó Heracles a la guerra,
Cuya profecía Protesilao pereció en primer lugar.
-¡OH mi amor perecido! Que sin él, es como si yo
Jamás en la Tierra hubiera yo nacido nunca jamás-
Y fueron nueve los años que Troya fue saqueada,
Peor que una maldición que en verdad estaba terminada.
Y fue Apolo quien, por Crises, llevó una plaga.
Y fue Zeus quien los condenó, no los dejó escapar
Y Héctor caminaba sobre los griegos a su merecer,
Que el tiempo construye palacios para él.
Que el destino cumplan doce los rituales a su muerte,
Que el orgullo es solo el más angustioso desear y querer.
Loco de rabia solo fue Aquiles el que plantó cara.
-¡Son solo leyendas y profecías! No avecinan nada
Que nada no sepa Caronte al son de sus remos,
¡Al son del repique de la moneda de los muertos!

Acte VI

Flecha avariciosa cruzó el umbral hacia su talón...
-¡Maldición! ¡Y no perezco! ¡El Olimpo espera en reunión!-
Y nada supo el Olimpo del semidios valiente...
Y si su cubierta ¡Que fuere oro o plata más
Que el poder invencible del que la portaba!
Odiseo reclama una ventaja que desea más que nada,
Venciendo sobre su fúnebre venganza, y portento
De las ideas llegó solo el suicidio del gran Áyax.
Pero la muerte cubrió de nuevo el orgullo...
-Deberás escuchar al Olimpo, decirnos cuál y cuál,
¡Decirnos un nombre, hombre sabio! ¿Quien vencerá?-
Debían ser poderosas las flechas de Heracles,
Pues causaron el terrible dolor en Troya,
Acabaron con la vida de Paris bajo su reino,
Helena permaneció encerrada en su pequeño cerco.
De muertes en vano se llenó la Tierra prodigiosa.

Acte VII

Venerada entre rosas y flores y jazmines de olores,
Llegaron las fiestas a palacio de Troya...
Que no fue en vano la muerte del rey a la llegada,
De los griegos invictos en busca de su joya...
-¡Dejar a los troyanos bailar con nuestra princesa!
¡Debemos saquearles y llenarlos de pobreza! -
El Olimpo divisó la mente más que perversa...
Pero no hubo valor, bajo la ingeniosa idea,
El caballo relincha y roza la victoria.
-¡Amados troyanos venimos solo a entregaros...
Esta ofrenda por haber arrebatado la paz de vuestro pueblo-
¡Creídos! ¡Insulsos troyanos cayeron bajo el engaño!
Que el enorme caballo de madera quemada abierto
Dejaba relucir a toda una tropa y a un guerrillero.
-¡Ultrajaremos esta tierra hasta que creamos evidente
La derrota de Troya bajo Grecia!